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lunes, 15 de septiembre de 2014

PROGRESO A GOLPE DE HACHA











         ¿Cuál es el precio de los tiempos modernos? El progreso se abre paso en Saigón, y ya llega el metro aunque sea a golpe de hacha. Los operarios despejan las avenidas centrales de Saigón de árboles centenarios. Talan la celulosa viva como cortaron con la historia. Decapitan a los últimos testigos de la ocupación francesa como su comunismo destruyó la historia escrita en la celulosa muerta de los libros. 

El aeropuerto local en pleno proceso de modernización anuncia en grandes carteles comida, café y moda, ninguna librería. Solo faltan los anuncios de tabaco, alcohol y masajes para completar el paisaje. La principal catarata de Vietnam sufre la farsa de alimentarse con agua de un grifo que abren durante el día, la misma farsa que viví en las termas de Pamukale, en la Capadocia. No visiten la zona demasiado pronto o corren el riesgo de encontrarse con el lecho seco de un río.

Hoy la pirámide de necesidades de Maslow situaría, después de comida y seguridad, el acceso a WIFI.

El metro de Saigón despejará las calles de motoristas suicidas, borrachos o alelados, pero se llevará por delante siglos de historia vegetal ante la aceptación pasiva de sus habitantes.

Vietnam es verde, pero no lo es Saigón. Saigón es moderna, dinámica, acumula riqueza, pero sus habitantes no saben que en el cielo hay estrellas, no huelen los árboles, no caminan. Los niños juegan en suelos de polímeros del petróleo en los escasos parques. Neón, caucho, hormigón y asfalto. Poco aire para las mariposas. Las tormentas y los tifones sacuden con cólera en húmeda protesta, pero la ciudad resiste e insiste en su transformación. Todo refulge, brilla, es agudo, tiene aristas, ensordece, aturde, va demasiado deprisa. El horizonte es rugoso, duro, polvoriento.

Paseé por el parque natural de Bach Má, en la ruta entre Da Nang y Hue, cientos de hectáreas de montes mullidos, verdes frondosos, trinos y charrasqueos de pájaros e insectos, el arrullo del agua de un río, los truenos y relámpagos de un baile de nubes inmensas, la vista sobre la costa, dos graciosas bahías aún vírgenes, pobladas de casas bajas, sin heridas sobre el paisaje, sus habitantes sin prisa, el parque desierto, nosotros los únicos visitantes.


Si la música es el mejor elemento para hablar con Dios, la naturaleza es la obra de Dios. Las ciudades son la obra de los hombres, torres de Babel, espacios para el placer y la soledad a partes iguales. El amontonamiento de almas no las hace más humanas, ni empáticas ni curiosas. Y además roba el derecho a la soledad buscada, al paseo sosegado bajo el cielo. El buen progreso es el que permite liberarse de la necesidad de resolver cada día lo inmediato, lo básico. Pero si no aprovechamos ese espacio para dedicarnos a nosotros, a crecer como seres humanos, si elegimos en su lugar competir contra nosotros mismos, entonces, ¿dónde está la oportunidad de progresar?

lunes, 8 de septiembre de 2014

¿CÓMO LE FUE SU AMANECER?






Hace pocos días ha ocurrido un cambio imprevisto en el trabajo. Un colega ha sido cesado. No es que sorprenda mucho, por cuanto el cargo que ocupaba era muy caliente. Podríamos decir incluso que era la crónica de una muerta anunciada, y sin embargo, cuando por fin sucede el hecho, sigue siendo igual de embarazoso. Pronto vuelan los comentarios negros, y aquellos que callaron durante meses ahora se acercan agoreros, y todos somos compadres ante lo malo, como si rebuscar en la basura nos hiciera más amigos, y el buen clima laboral, que era tan continuo como el calor en la ciudad, se ha enturbiado de nubes oscuras de crítica e incertidumbres. Las actitudes tóxicas emponzoñan rápido los ánimos en una empresa, y por ello es de agradecer y admirar a los compañeros que persisten en un optimismo práctico y alegre.

Recuerdo una secretaria con la que coincidí en un periodo oscuro de mi vida. Ella representó la luz en mi niebla No porque fuera bonita, que no lo era, sino por su actitud capaz de aguantar cualquier ofensa y transformarla en una respuesta mesurada, y en muchas ocasiones en clave de humor. Durante unos dos años estuvo saludándome con su “¿Cómo le fue su amanecer?” O recomendándome que me tomara “un café conversadito” y me dio muchas lecciones de espíritu positivo. La crítica y la rabia nos encierran en bucles o, peor aún, en espirales autodestructivos, porque la verdadera víctima de las malas tintas somos nosotros mismos, y, en algunas ocasiones, aquéllos a los que más queremos.

La actitud positiva no implica ser frívolo o cabeza hueca, antes al contrario, supone una mayor inteligencia, una superior capacidad para elaborar respuestas adaptativas. El mal humor es como el mal olor, una muestra de pobre higiene, en este caso, mental.


En los tiempos que corren, es fácil dejarse arrastrar por la moda, por el comportamiento de la mayoría, mezcla de pasividad y agresividad de escaso alcance, pero suficiente para agotar la jovialidad de los que nos rodean, la familia y amigos. Hemos de hacer un esfuerzo colectivo, los españoles, para superar las actitudes pasivo-agresivas en favor de una proactividad pragmática. Con la labor de cada uno podemos hacer un mundo mejor sin necesidad de fijarnos en la mediocridad de nuestros líderes, y tal vez, de ese modo, veamos un día el amanecer de un líder entre nosotros con unos valores mejores, sin resentimientos ni ajusticiamientos, con más deseos de sumar y multiplicar que de restar y dividir. 

sábado, 6 de septiembre de 2014

PADRES ABUELOS, ABUELAS MADRE













¿Quién dice que hombres y mujeres somos iguales?. No somos iguales, no somos lo mismo, no podemos ser iguales.

Todo es matizable, pero hay demasiada política, demasiado intento de parecer correcto, justo, ecuánime, moderno y tolerante en el abordaje de estas cuestiones. La realidad es que la relación entre el hombre y la mujer en la Europa de las igualdades y modernidades lleva a una supervivencia matrimonial inferior al 40%, a las bodas apresuradas, a las maternidades tardías, a una sociedad donde la familia es algo frágil, disperso, indefinido, crispado, empobrecido. Algunos dirán lo contrario, que con mayor número de padres o intentos matrimoniales, los hijos adquieren mayor experiencia de la vida. Lo ignoro. No se lo deseo a mis hijas. Sin embargo, los matrimonios entre voluntades muy iguales pasan por fuerza por etapas sumamente críticas, de las que pocos sobreviven intactos. Son matrimonios minados por hedonismos frustrados, por la nostalgia de una vida célibe previa demasiado larga, y a la que ambos se creen con derecho a disfrutar y no renunciar.

En Saigón hay un ejemplo claro de lo distintos que son o pueden ser los roles de hombres y mujeres. Pueblan cafés y complejos de apartamentos de alto standing parejas con niños muy pequeños, bebés en muchos casos, integradas por una veinteañera y un sexagenario. Son los segundos o terceros matrimonios, en el caso del marido, o a veces de ambos. Esos padres ya no son padres, sino abuelos de sus hijos, que se arropan a una madre y un abuelo, ayudados por una nanny. Son hijos que nacen casi huérfanos, de padres de sesenta o setenta años, prodigio del viagra y la debilidad de carácter frente a cónyuges de la edad de sus hijas (o nietas) con un programa inamovible determinado por la costumbre y la necesidad: Beso: I-phone; cama: moto; vivir juntos: boda; seguir juntos: hijos. Y aplican el programa con independencia de la edad del cónyuge.

En el otro extremo están las abuelas de los primeros hijos de esas nannies o esas veinteañeras. Hijos abandonados de matrimonios rotos, en ocasiones para ir a juntarse las madres con esos sexagenarios, o para servirles en casa. Y son las abuelas las que cuidan y educan a esos niños, en una segunda maternidad forzada, y deben educar y manutener cuando solo tendrían que jugar, y sus hijas les roban la vejez lúdica al cargarlas con la responsabilidad sobre los nietos, como les robaron el egoísmo y la juventud al criarlas a ellas. Y cuando años más tarde las hijas casadas con otros, o aún solas, reclaman a sus hijos, las abuelas las repudian, les niegan a los hijos, porque ya no son las abuelas sino madres viejas de sus nietos.

He tenido más de diez chicas trabajando en casa de lunes a domingo. La mayoría tenía hijos. Solo una mostró preocupación por saber de ellos y terminó por marcharse para cuidar de su hijo. Las demás, nada. 

viernes, 5 de septiembre de 2014

LA JUSTICIA LENTA NO ES JUSTICIA





El ladrón sofisticado juega con la justicia como el buen empresario con los plazos y los intereses. Pagar dentro de veinte años por un crimen cometido hoy es como devolver un crédito dentro de veinte años. Y si encima no hay que devolver el interés, o el capital, pues aún mejor.

En los últimos años hemos visto enormes robos, y otros que están aún por ver, perpetrados por la gente más poderosa de nuestro país. Cuando la justicia llega, en unos casos el crimen ha prescrito (Caso Cañelles, en Mallorca), en otros simplemente el afectado ni va a la cárcel ni devuelve la pasta (Caso Millet, caso Pujol). En medio quedan los que van a la cárcel pero no devuelven, como en el caso Roldán, y por desgracia en muchos más (Caso Matas). Y por fin, queda toda la retahíla de individuos que han malversado fondos públicos y privados (políticos y banqueros) que, no solo no devolverán ni responderán por las pérdidas, sino que permanecerán en cargos de poder.

¿Para qué sirve un antibiótico o un quimioterápico si llega tarde, cuando el enfermo ha muerto? ¿Cómo llamaríamos al médico que retrasara a propósito el remedio para una enfermedad? ¿Cómo lo castigaríamos?

La casta político-mafiosa que copa el poder en España se ha infiltrado en todos los poderes que dividió la revolución francesa, y en especial, se ha esforzado en empantanar la justicia, le ha negado los medios técnicos y recursos humanos para volverla un instrumento eficaz, y se ha blindado contra ella con aforamientos y decretos ley.

La justicia ha llegado hasta el señor Pujol… después de más de treinta años. Es una burla del sistema. ¿Cuándo comparecerán sus cómplices, los presidentes de los gobiernos de la nación (González, Aznar) que omitieron, acallaron, bloquearon y silenciaron? ¿Cuándo llegará la justicia siquiera a rozarles? ¿Y a la Corona? ¿Tan alto debemos pagar el precio de llamarnos democráticos? ¿Cabe toda esta horda de ladrones y amorales, dinosaurios oportunistas e indiferentes hacia todo lo humano que no sean las bajas pasiones, cabe en el precio por tener eso que llaman democracia?

¿De qué se quejan cuando los escraches? ¿De qué se les avergüence delante de sus familias? ¿Y no lo hace el cobrador del frac por deudas mucho menores?

Y mientras, en Cataluña el señor Más sigue con la misma canción tan sobada y repetida como una tortura nazi, con la mentira de que con la independencia se acabarán los problemas de los catalanes, como si por repetir una mentira fuese algún día a ser verdad. Los ladrones no están todos en Madrid, no señor. Los Pujol, Montull, Millet, Macià Alavedra, equipos directivos del Hospital de San Pau, testaferros de Pujol y muchos otros que se llenan la boca y tapan nuestros oídos y vendan nuestros ojos con la lengua propia y el derecho a decidir (como si pudiéramos decidir nada), y mientras se embuchacan todo lo que rapiñan en las instituciones, como los bolcheviques cuando asaltaron el palacio de los zares.


Una justicia lenta no es justicia, es un remedio caducado, una burla. Y la justicia debiera poder encausar a aquellos que les ponen palos en las ruedas, y luchar por el fin de los aforamientos. El que desee jugar al poder, que esté dispuesto a responder por ello, sin privilegios. 

martes, 26 de agosto de 2014

SONRISAS TRISTES



Ha muerto Robin Williams, ha muerto un payaso. ¿Quién se acuerda de Charlie Rivel? (Por cierto, ¿sabían que era catalán, de Cubelles? ¿Y gran admirador de Hitler? Le envió una felicitación de cumpleaños en 1943. ¿O fue una broma?) ¿Quién recuerda a los payasos tristes, I Pagliacci de Puccini?, ¿O al profesor que se enamora de la prostituta Marlene Dietrich en El ángel azul, lágrimas negras en medio de un ataque de celosa locura?

La risa se asocia a la alegría, pero con frecuencia esconde otras emociones, nerviosismo, miedo, decepción, o una profunda tristeza. Siempre recordaré a una mujer jovial en extremo que escondía bajo su risa una terrible situación familiar. También la sonrisa y el abrazo de un médico a una paciente y amiga al descubrir que tenía el hígado lleno de metástasis y moriría pronto, sin remedio. Las sonrisas exteriorizan un sentimiento mucho más interior que la risa, expresan empatía, o compasión, o resignación. La risa es una reacción, frente a la sonrisa que es más una decisión, una acción elaborada. La risa puede ser involuntaria, escaparse, ser intensa como un rayo, puede partirle a uno, literalmente, romperle una costilla, provocarle una hernia discal, dejarle sin respiración, es violenta y pasajera, con frecuencia molesta, estúpida, descarada o provocadora. La sonrisa es una expresión de humanidad, aunque los monos sonrían, aunque los hipócritas se escuden tras ella, si bien a esos se les acaba notando el rictus, la tensión excesiva en los músculos de la cara, y queda solo una mueca de payaso siniestro, como las sonrisas de nuestra derecha política, Rajoy, Aguirre, matrimonio Aznar por poner algunos ejemplos. También hay quien no sonríe jamás, los más porque no se lo permiten, otros porque no saben.


Cuando un payaso pierde la alegría solo vemos su tristeza, mucho más honda que las nuestras, pues su lucha fue tratar de evitar al mundo que sufriera la pena, la que cargaba sobre sus hombros como la cruz de Cristo. En ocasiones es demasiada tarea, pues la pena pesa, y la llamamos pesar, y consume su alegría, y cuando queda la pena en estado puro, sin el consuelo de la broma, el payaso cae en una profunda soledad, porque la pena le aísla del mundo con el que eligió solo relacionarse a través de una ensayada alegría. Y cuando ya no hay el otro, ni tampoco la ligereza de la risa o el ingenio, la vida es insoportablemente pesada. Adiós payaso triste, adiós señor Williams. Te dedico una sonrisa eterna. 



MATRIMONIO: CUANDO EL AMOR CAMBIA DE NOMBRE



La mayoría de mis amigos está separada. Algunos de ellos, casados de nuevo. Y la segunda oportunidad no siempre resulta bendecida por el amor, sino por la conciencia de no poder permitirse psicológica o económicamente un segundo fracaso. Unos hablan de que se casaron “contra” su mujer. Otros hablan del “matrisuicidio”. Otros del matrimonio, la tumba del amor, o la convivencia, la tumba del sexo.

De todos los motivos de separación que escucho, me alarma cuando me comentan que van a separarse porque ya no tienen de qué hablar, que se conocen todas las bromas y la magia se ha ido. Ya no les apetece hacer el amor. Ya no hay chispa ¿Qué es eso de la chispa? Yo no me acuerdo. ¿Y la magia? Eso es para los magos. Yo recuerdo haber buceado en los brazos, los labios y los ojos de una mujer, y vivir todo el día en una nube, y sentir dolor al no verla más que unas horas, y llegar tarde a todas partes, y sufrir los lunes la separación con intensa angustia. ¿Es eso el amor? ¿Queremos que ese estado de adicción imbécil dure siempre? ¿En serio? ¿Son los matrimonios demasiado largos? ¿Nos engañaron con la monogamia? ¿Hay algo malo en ir saltando de brazos en brazos dejando mujeres e hijos como la estela de un buque? ¿Quién tiene derecho a juzgar? Hubo un tiempo en que todos los reyes y muchos nobles tuvieron bastardos. Luego fueron los burgueses. Ahora son los pilotos, los marinos mercantes, los soldados, los comerciantes internacionales. Segundas familias en otras ciudades u otros países, en el mejor de los casos bien servidas a costa de dobles vidas, en el peor, abandonadas como Madame Butterfly. Esa es la realidad, en una Europa con tasas de divorcio que llegan al 70%. Por tanto vivimos un mundo donde más de la mitad de los niños tienen dobles familias o familias demediadas.

Permanecer en el invierno de una relación no disfrutada, por evitar los inconvenientes económicos o logísticos, o por el rechazo a asumir la culpa, o la incertidumbre ante los hijos, es algo triste. ¿Cobarde? ¿Pero quién es cobarde? ¿El que se va y rompe la familia o el que se queda por miedo sin intentar mejorar la situación?

Yo no tengo la solución a todo esto. No me casé por ese amor bobalicón, espejismo narcisista donde ellas son el agua en que se reflejan nuestros más profundos deseos, de un modo onánico-onírico, pues en la ceguera de enamorados desconocemos quién es en realidad el soporte físico de nuestras fantasías amorosas. Sigo casado por la fidelidad a un proyecto, a una idea, a la construcción del nido en el que crecen mis hijas. Eso es lo que me ha ayudado a sobrevivir las decepciones y soledades que salpican nuestra vida. Eso, y la confianza en que después de un periodo difícil siempre viene otro mejor.

La gestión del matrimonio, como la de cualquier otra empresa, requiere valentía. Hay que  aceptar que puede no durar para siempre. Y que si ambos cónyuges no encuentran oportunidades para disfrutar aventuras juntos y separados, lo más natural es que la pareja se asfixie y se muera. No he hablado de amor en ningún momento. Sin embargo no soy un escéptico sobre el amor. Es solo que no creo que funcione como nos lo cuentan en Hollywood. Quiero insistir en lo de juntos y separados. Los cónyuges deben sentirse contentos, libres de seguir disfrutando de la vida, a ser posible compartiendo momentos, pero también explorando cada uno por su cuenta para seguir creciendo como individuos. En caso contrario, las personas que se encontraron y se enamoraron se pierden el uno al otro en una niebla de resentimiento amargo, de reproches y ausencia de interés mutuo.


En boca de una de mis amigas, casada y separada dos veces, el living apart together (vivir juntos, pero en casas separadas) con alguna fórmula de custodia filial compartida inteligente, civilizada y respetada, es la mejor opción a largo plazo. Tal vez no haga falta llegar a ello, pero no veo otro camino para evitarlo que asumir que puede llegar a suceder, y tratar de organizar la vida matrimonial de ese modo, es decir, dejando amplios espacios de autonomía personal, en la que quepan, si es necesario, terceras personas o ausencias largas. Congeniar esta libertad con la responsabilidad sobre los hijos no es tarea sencilla, y debe pasar por la asunción de cierto grado de riesgo y de culpa, por no estar siempre presente toda la familia como en la postal de los reyes magos o la sagrada familia. Tal como hemos quedado, esa imagen no existe, o fue hace mucho tiempo.  

DIVORCIOS EN VIETNAM





BOMBAS Y TELÉFONOS


El título parece extraído de nuestros noticiarios y periódicos, tan aficionados a las malas noticias. Pero en realidad deseo hablar de otras bombas, las que salvan vidas. Hace muchos años, en los tempranos noventa, en la sala de urgencias del Hospital Valle Hebrón, un cardiólogo amigo me comentó que había establecido un pronóstico de vida a corto plazo en relación al número de bombas de infusión que se apilaban junto a la cabecera de los enfermos de la unidad coronaria. Me pareció una evaluación acertada por cuanto aquellos que necesitaban más de cuatro bombas (dobutamina, dopamina, noradrenalina, estreptokinasa…) solían perecer o salir de allí con graves secuelas. Morir de un infarto es triste, pero sobrevivir con insuficiencia cardiaca avanzada es un castigo de la mitología griega.

La historia me viene a la cabeza porque en un país donde mi mujer me decía, hace solo ocho años, que no existían el estrés ni los problemas psicológicos, hoy puedo diagnosticar el estrés con solo observar cuántos teléfonos usa el paciente. Mi consulta es multifuncional, y visito desde problemas de nariz o intestinos hasta dolencias de la piel o el alma. Y algunos de los que se quejan de la nariz están más enfermos del alma de lo que se imaginan. Vivimos en Saigón, una ciudad de máximos, cuanto más mejor. Cuando mis clientes depositan sus dos o tres teléfonos (alguno me confesó que usaba cinco) sobre mi mesa o están enviando SMS o chateando con alguna de las muchas aplicaciones para enviar mensajes gratis (¿Gratis? ¿Y el tiempo que nos roba? ¿Tan importantes son todos los mensajes?) mientras yo escribo su historia, pienso en lo enfermos que están. Padecen raquitismo de paciencia, anemia de silencio, carencia de quietud, la enfermedad de la prisa.

Y entonces recuerdo las bombas de la unidad coronaria y cavilo si no serán los mismos personajes, las mismas dianas, los que viven con múltiples teléfonos y gracias a varias bombas. La prisa mata, y la tecnología hay que disfrutarla a sorbos, con mesura, o nos vuelve locos, dispersos, estúpidos.


Como comentarios adicionales a la situación, cada vez hay mujeres víctimas de la vida multiteléfono. Y para distinguir entre la percepción de los roles masculino/femenino de los que hablaré en otro post, la mujer que va en moto con varios teléfonos suele ser una prostituta a domicilio, mientras que el hombre que solo saca el segundo teléfono en los bares es para comunicarse con su o sus amantes. Algunos, la mayoría pilotos de líneas aéreas comerciales, se jactan de tener un radar de parejas en situación de compartir intereses inmediatos en un área de uno o dos kilómetros (debe de ser algo así como el copulo-match). Son capaces de dejarte con la palabra en la boca y salir presurosos a por la pieza del día. ¿Dónde quedaron las cartas de amor, las esperas, las incertidumbres? El exceso de eficacia es pornográfico, decepcionante. 





lunes, 4 de agosto de 2014

EL PAPEL DE VATER HECHO ARTE

    Dedico esta entrada a mi padre. 
 Hombre original como pocos, entre sus pasiones, además de la de leer y los relojes de pared, se encuentra la de usar los rollos de papel higiénico lo mas cómodos y elegantes posibles.
    Y hete aquí que el señor Paulo Pereira encontró su camino y un océano azul (nicho comercial) en los papeles higiénicos de colores y en los sanitarios inodoros o perfumados

Dejo el enlace

jueves, 31 de julio de 2014

COMER RATAS


                      Me ha parecido muy interesante esta entrevista da David Muñoz. Quiero compartirla con vosotros, por lo que resume de una lectura que hice sobre cómo llegar a ser millonario. Muy inteligente este muchacho. 

COMER RATAS

EL ENEMIGO DEL LIBRO DE PAPEL



Sigo con esta serie de reflexiones sobre los libros, cuando aún me duele la espalda por los treinta kilos de libros que me traje de España a Saigón.

Parece que el gremio del libro, el del libro de papel, claro, prefiere demonizar al libro electrónico, al que identifica como su competidor más evidente, más que buscar alianzas.

Desde mi modo de ver, incrementar el número de lectores no será nunca un enemigo del libro de papel. Y la facilidad y comodidad que ofrece el libro electrónico tiene que aumentar el número de lectores por fuerza.

El verdadero enemigo del libro son la falta de lectores, la dispersión, el exceso de otras ofertas, la pereza, la falta de hábito, y no la aparición de un nuevo soporte para contar o transmitir una historia.

En segundo lugar, es posible que estemos metiendo en el mismo saco a los lectores que buscan información o entretenimiento con el área del lenguaje del cerebro, y esos son los que tenderán más al soporte ágil, ligero y económico del libro electrónico (los que antes tendían al libro de bolsillo), y los confundamos con los lectores que disfrutan con la corteza visual. Me refiero a los lectores que miran además de leer. Son los consumidores de libros bien encuadernados, que pesan, huelen, que enriquecen sus páginas con bellas ilustraciones, o con fotografías a sangre o a dos páginas, que intercalan papel de cebolla entre las otras páginas, o sorprenden con desplegables interactivos, o con perfumes, o discos, o simplemente con dibujos de cómic. Sin duda van ahí los libros de arte, los catálogos de exposiciones, la literatura infantil, los cómics en general, los libros de viajes, los atlas. No, el libro de papel no está muerto y no morirá.

Recuerdo magníficos libros de papel que conservaré siempre, tesoros de coleccionista, no por su valor económico, que también, sino por los recuerdos que evocan. Por citar algunos, el sol solet, de Els Comendiants, El Transnarcís, los libros de Carmen y Bodas de sangre del ballet de Antoni Gades, libros de desplegables sobre el cuerpo humano, o The Hunted House, catálogos de arte del museo del Louvre, el Prado, Thyseen-Bornemisa, el Guggenheim de Bilbao, los libros inmensos por peso y tamaño sobre la obra de Leonardo da Vinci y la capilla sixtina del Vaticano, y todos los cómics, todos, el Jabato, el Capitán Trueno, las obras de Norma Comics como CIMOC, las obras de Mezieres y Crispin (Valerian), de Uderzo y Goscinny (Asterix), Maurice de Bevere (Lucky Luke) o Hergé (Tintín).


Larga vida al libro de papel. ¿Cuáles son los vuestros?

martes, 29 de julio de 2014

DARK ROOM TWO

DARK ROOM 1. FREE THE NIPPLE

              




       Siempre he admirado la lengua inglesa por su agilidad, flexibilidad y creatividad para generar nuevos vocablos que reflejan los tiempos que corren como el color del mar recoge la luz del cielo. Suelen aparecer nuevos verbos y gerundios que definen actividades de lo más variopinto y que luego adoptan nuestros medios de comunicación de forma rebelde y heterodoxa o simplemente incorrecta hasta que la RAE (Real Academia de la Lengua) las bendice e integra en su diccionario.

Me refiero a palabras como bulling, bullshiting, mamading, o recientemente, sexting (enviar mensajes de texto con el móvil que contienen frases o imágenes con contenido erótico). Reconozco que entre el sexting, el twitting, freaking etc me aturdo y me siento saturado de neologismo, anglicismo o creatividad. Lo último que he descubierto, y a lo que dedicaré un post cuando sepa un poco más, es el gracioso (entre comillas) mundo de las IT GIRLS. No se trata de expertas en telecomunicaciones o informática, como pudiera parecer, pero saben manejar muy bien los medios de comunicación de la pequeña pantalla (redes sociales). Tampoco son ingenieras, pero demuestran un ingenio bárbaro para ganar presencia y seguidores en la red. Son creadoras de tendencias, rostro escaparate de marcas de perfumes y ropa y acaban convertidas en micro celebrities o al menos, eso desean. En definitiva, que para desespero de las feministas, anhelan en ser mujeres objeto, o mejor dicho fetiche (líder de tendencia, dirían ellas). Pero ya escribiré sobre esto en otra ocasión. 
                 
De momento retomo el hilo del sexting y voy a colgar una serie de cuadros un tanto tórridos que pinté hace unos años para dar realidad a eso que pone en el pie de foto o encabezamiento de mi blog, donde escribo que soy (o fui) pintor. Advierto que en el clima mojigato que inunda países tan civilizados (Dios me libre de vivir ahí) como USA o Japón, lo mismo me torpedean el blog. Espero que no y que FB no me restrinja tampoco con su campaña antipezón (¿Habéis curioseado en la tendencia de twitter #freethenipple? Pues hacedlo).

Por cierto, si alguien está interesado, alguno de estos cuadros aún está a la venta. O puedo pintar por encargo. Dejo además la referencia a mi última novela. 


               Saludos calentitos y disfrutad de las vistas


OPEN THE DOOR OR CALL ME SUMMER

domingo, 27 de julio de 2014

LOS LIBROS QUE ME LLEVARÍA A… VIETNAM


En alguna ocasión nos hemos preguntado qué nos llevaríamos a una isla desierta. A mí siempre se me ocurre que en mi maleta habría espacio para un libro… o para muchos. La vida en Saigón tiene muchos alicientes, pero culturales… pocos. Por ello, algunos de mis salvavidas han sido la lectura y la escritura. El lector expatriado ha recibido con los brazos abiertos el libro electrónico, sin volumen, sin peso, sin atascos en las aduanas. No cabe duda, un gran invento para los viajeros ligeros de equipaje. Y lo comprendo. Volví de mi viaje a España con cien kilos de maletas, (sin exagerar) y por lo menos cincuenta eran de libros.
Cuando escribo, o cuando me leen, algunos me preguntan ¿Cómo se te ocurre? ¿De dónde lo sacas? ¿De dónde te viene la pulsión? Pues no sé, respondo, es una mezcla de curiosidad y desafío, un deseo de contar de alguna forma. Pongo ahora la lista de libros que me he traído, un poco escogidos al azar, y que posiblemente denuncien que tengo una mente caótica, impulsiva, dispersa, pues van desde libros de texto de EGB (antiguas reliquias de extractos de literatura infantil) hasta una edición en tapa blanda de El Jabato y El capitán Trueno.
Breve historia de la filosofía, Justus Hartnack
Historia de la filosofía Universal, Bertrand Russell
Los apuntes de Malte Laurids Bridge, Rainer Maria Rilke
Cuentos de amor, Herman Hesse
El siglo de los genocidios, Bernard Brunetteau
Reflexiones sobre el yo, Krishnamurti
Escritos sobre arte, Jean Dubuffet
Los eduardianos, Vita Sackville West
Un bárbaro en Asia, Henri Michaux
El guardián entre el centeno, JD Sallinger
Los mitos griegos, Robert Graves
La formación de Inglaterra, Isaac Asimov
El miedo a la libertad, Eric From
El otoño del patriarca, Gabriel García Márquez
Las ciudades invisibles, Italo Calvino
El poeta en Nueva York, Federico García Lorca

Además de varios ejemplares de mis propios libros autoeditados, El misterio del hombre árbol y Tinieblas de seda, ambos disponibles también en Amazon, pero claro, orgullo de padre, fetichismo por el objeto, vanidad de vanidades, quería tener algún ejemplar en papel para conservar o regalar. También, por si fuera poco, me traje libros de fábulas, de Iriarte, de Samaniego, de Jean de La Fontaine, en formato antiguo, inmenso, libros de medio metro de alto, con ilustraciones en acuarela, los cuentos de Grimm, y varias recomendaciones, como el Jo Confeso, de Jaume Cabré, o Nos vemos allá arriba, de Pierre Lemaitre.
Así que ya sabéis de dónde saco las vitaminas, de libros tan variopintos, además de las series televisivas, prueba del nueve para ver cómo funcionan las tramas, en un espacio de tiempo siempre más corto que la lectura de los libros que las inspiran, valga por ejemplo, la serie Juego de Tronos, sus cuatro temporadas frente a los sesenta u ochenta capítulos que tienen cada uno de sus siete libros publicados hasta ahora.

Para acabar dejo links a los libros que he escrito, colgados en AMAZON y que se pueden comprar por precios de risa.







sábado, 26 de julio de 2014

VENDO TRES AÑOS DE TRABAJO POR TRES DOLARES

         




             ¿Cuánto tiempo lleva escribir un libro? ¿Cuánto tiempo tardas en pintar un cuadro? Por favor, ¿Pero qué importancia tiene? ¿Me van a pagar más? Si la obra es una basura, cuanto más tiempo le hayas dedicado, peor que peor. Si es maravillosa... ¿Pues qué? Antonio López García, el pintor de Tomelloso, de los limones y los membrillos, el de la Gran Vía de Madrid, el de la película El sol del membrillo, tardaba años en acabar sus cuadros, eso si es que en verdad estaban terminados... Picasso en cambio podía pintar varios en un solo día... ¿Dónde está la grandeza? ¿En el tiempo? ¿La paciencia? ¿La técnica? ¿En la idea? ¿La síntesis? ¿En el esfuerzo? 
            Reconozcamos que la grandeza está en la emoción que despierta la obra, aunque para Antonio López reside en la honestidad, en la verdad, o eso decía.

            OPEN THE DOOR OR CALL ME SUMMER es una novela de más de 100.000 palabras que me ha llevado más de tres años de experiencias, de reflexiones, conversaciones, testimonios, confesiones, vivencias directas, experiencias referidas, años de dichos y desdichas, de afirmaciones vehementes y retractaciones humildes. La verdad, si es que la hay, si es accesible a los humanos, debe ser algo en continua redefinición, en perpetuo cambio o adecuación. Lo contrario es solo una definición oportuna, parcial, adecuada a la moda o el momento, humo, bruma, mentira. 

             La novela tiene referencias del Capitán Nemo de Julio Verne, del Otello, el moro de Venecia, de Shakespeare, de Blade Runner de Ridley Scott, de La vida secreta de las palabras, de Isabel Coixet, habla de los Aspergers, del espectro autista, de la empatía, de la lealtad traicionada, del amor entre amigos y la soledad agria que deviene ante el abandono, cuando uno de ellos encuentra pareja y deja al otro así, solo ante su propia vida. Habla del pensamiento mágico de la juventud, de las fantasías que chocan contra la realidad, como en un Paseo por el amor y la Muerte, del crimen convertido en espectáculo de masas, como en Asesinos Natos. Habla de la tentación que sufren los matrimonios vacíos de pasión, llenos de rutina. La tentación que supone el encuentro con el trópico, con una sociedad de gente joven, donde conviven la moral más rancia con la más disoluta, y todos los valores oscilan entre lo que se quisiera y lo que conviene. La pobreza muerde los cimientos de la moral más recta como cien años de lluvia. No es casualidad que algunas de las historias más decadentes o tenebrosas se hayan ubicado en los trópicos, Herny Miller con sus Trópicos de Cáncer y Capricornio, Malcom Lowry y su Bajo el volcán, Conrad y su Viaje al corazón de las tinieblas.
         
           Si no han estado en Vietnam, deben leer esta novela. Si han estado en Vietnam, deben leerla todavía más. No pretendo haber creado una gran obra, no tan pronto. Tal vez siquiera nunca. Tampoco me atrevo a compararme con un autor como Lawrence Durrell, un escritor que parece tan olvidado como Manel de Pedrolo (hace poco intenté comprar su Procés de contradicció suficient y fue imposible, vergüenza, y Aznar publicando libros...) pero nunca olvidaré el impacto que a los 17 años y luego a los 27 me produjo la lectura de Justine, la descripción de una Alejandría que no existe. 

        Mi novela habla de un Saigón que no es el de la guerra de Vietnan, tampoco es el que será dentro de veinte, o de diez años, como ya no es el que yo conocí en el 2006 y solo han pasado 8 años. Todo cambia tan rápido...

       Ya lo he dicho, tres años por tres dólares. ¿Alguien se anima?


OPEN THE DOOR OR CALL ME SUMMER

viernes, 25 de julio de 2014

LA SOLEDAD DEL ESCRITOR INÉDITO

Hola a todos, 

             Vamos a ser optimistas hasta rayar el surrealismo. Para prepararme sobre cómo voy a sentirme cuando suene el teléfono y el presidente de PLANETA libros, o la agencia Balcells, o la Metro Goldwyn Mayer me llamen para ofrecerme un contrato estupendo para publicar mi primer libro en serio o producir una película, he leído este interesante puñado de experiencias humanas de estos seres raros y frágiles y sobre todo solos e incomprendidos que son los escritores inéditos. Inéditos, que no jóvenes ni nóveles, porque muchos ya paseamos canas, y algunos hemos escrito e incluso autopublicado unos cuantos relatos.
Ahí os va el link de un artículo escrito por Leila Guerrero en la sección de CULTURA por si os apetece.


http://cultura.elpais.com/cultura/2012/08/09/actualidad/1344527856_447139.html

martes, 22 de julio de 2014

LOS LIBROS NO SE VENDEN, SE COMPRAN

            




               Hace años, en un libro bien editado, en buen papel, con una portada simpática y de un autor que usaba el pseudónimo Guy de Forestier, de título Mis queridos mallorquines, para precisar, leí que los mallorquines en sus comercios no venden, sino que les compran. Es más, pueden llegar a exhibir una pose no ya indiferente hacia el potencial cliente, sino incluso, claramente hostil. ¿Y usted quién es? Me preguntaron en una ocasión cuando llamé por teléfono a una tienda de cortinas. Esta actitud, que ya la había leído en el divertido libro de Gerald Durrell, Filetes de lenguado, ─en aquella historia los propietarios de los locales de una calle inglesa debían de evitar a toda costa sobrepasar una cifra de ingresos anuales para seguir beneficiándose de un alquiler ridículo─ digo pues, que esta actitud me resulta sorprendente.
Dicen que el mundo del libro está desplomado, que los ingresos han caído entre el 20 y 40% según las fuentes, que las librerías cierran en dominó (a pesar de que las estadísticas dicen que por cada una que cierra, abre otra…). Dicen que no hay lectores, que la gente se distrae ahora con sus teléfonos móviles más que leyendo libros, que el libro digital es el enemigo del libro de papel, que los libros son caros, y otras muchas cosas, todas un poco ciertas, y ninguna verdad absoluta. Ante todo ello yo les pregunto: ¿Alguna vez, en una librería o quiosco alguien se les ha acercado a venderles un libro? Porque una cosa es poner a la venta, y otra vender. Yo pongo una placa en la puerta de la calle y no por ello se me llena el despacho de clientes…
¿Quién vende pues el libro? ¿La portada? (si le sorprende) ¿La contraportada? (si tiene gancho) ¿El nombre del autor? (será si lo conoce usted) ¿El prestigio o la línea de la editorial? ¿El librero? ¿La boca del amigo en nuestra oreja? ¿Cuántas ocasiones recordamos haber entrado en librerías como La Central, Fnac o las desaparecidas Herder, Laie, Catalonia y fascinarnos ante la contemplación de un ejército de lomos y portadas, y sumirnos en un monacal silencio y el olor a papel, a goma de guarda, o simplemente a polvo, ante la presencia muda y casi reticente de jovencitos somnolientos de gafas de pasta y cabellos revueltos o largos, mates o grasientos, que hacen sentirle a uno que ha profanado su templo en el que dedican su tiempo a inventarios o a qué sé yo. Tras una cola tediosa de solicitantes pides información sobre un libro y, oh, no está, pero no hay pregunta de vuelta, o contraoferta con un título de características parecidas, o del mismo autor. No se levantan de la silla si pueden evitarlo. Y más allá del día del libro, del aniversario de la muerte de un autor, o de la concesión de un premio Nobel, no parece haber otro estímulo en la venta. (alguna película pone de moda al libro que la inspiró, si tiene suerte…)
Nadie ni nada te guía ante el decepcionante escaparate de las novedades excepto por el termómetro vertical de “los más vendidos”. ¿Por qué no ponen en su lugar los que más nos han gustado en esta librería? ¿Por qué todas las librerías clasifican los libros de la misma manera? Por editoriales, o por temas generales como narrativa en castellano, historia, psicología… ¿Por qué no organizar, al menos los libros de ficción, por emociones? Libros para partirse de risa, libros que te quitarán en aliento, libros para llorar, libros para no leer por la noche, libros para leer con una sola mano (como los de la sonrisa vertical), libros para soñar, los libros que leíste cuando eras pequeño…
¿Por qué dan tanta importancia a la novedad y no a la relectura, o a la reedición? Es posible que la gente hoy en día lleve menos que antes un libro en las manos, pero dudo que tengan menos necesidad de que les cuenten historias. En una gran frase de Robert Mc Kee, decía que las historias nos arman para la vida. No se trata pues de entretenimiento ni consumo, se trata de aprender a vivir, reviviendo en la lectura de las historias ajenas, nuestros dilemas particulares. Hace ya mucho que aprendí que las cuitas de uno son los conflictos de todos, que todo se repite, que no hay nada nuevo, y aun así, como los niños que obligan a sus padres a contarles el mismo cuento cada noche una y otra vez, nosotros también necesitamos que, en versiones renovadas, nos recuerden y prevengan, y nos iluminen el camino invisible del acontecer ante nuestros ojos, o si ya ha acaecido, si es doloroso o angustiante, que nos conforten con el bálsamo de lo común, del mal de muchos, de la esperanza en un futuro mejor o la confianza en nuestros propios medios para sobreponernos ante la adversidad.
Por todo ello, no soy pesimista. Dicen que en los tiempos que corren hay más escritores que lectores, que las editoriales y las agencias editoriales en España están saturadas de escritores, que solo trabajan con valores seguros. Pero los escritores “seguros” (es decir, los que aseguran ventas) tampoco son fuentes inagotables de buenas obras, y ante la prisa o la presión de los contratos, escriben obras que menguan en calidad de las predecesoras. Es notorio en los libros por encargo, en las segundas entregas de bestsellers “primicia”. Por suerte, otros autores con seguridad mejor demostrada en el oficio que en el número de ventas, mantienen el nivel. Hay que tener en cuenta, que a los ojos de una editorial, una venta de cinco mil ejemplares es todo un éxito. ¿Tanto cuesta vender cinco mil libros?

Como mensaje final, clamo a los libreros, partícipes de un buen porcentaje del precio de venta, tanto como un 30% (compárenlo con el 10% o menos que le queda al autor), que se arremanguen y sonrían, que instruyan a sus muchachos a ser más comerciales, que el mercado del libro debemos estimularlo entre todos, libreros, lectores y escritores. 


miércoles, 2 de julio de 2014

OPEN THE DOOR OR CALL ME SUMMER

Hi all,

I am going to translate to English some passages from my last novel to grow some aditional interest. 

How could we summarize this story? Love, trust, betrayal and forgiveness. Expatriate private life in Saigon. All dreams can be real, but that can be worse than opening Pandora's box.

By now is uploaded on AMAZON kindle, bu I am looking for a publisher or a film director.

Here is the link to AMAZON

http://www.amazon.es/OPEN-DOOR-CALL-ME-SUMMER-ebook/dp/B00LFSSQKC/ref=sr_1_123?s=digital-text&ie=UTF8&qid=1404278786&sr=1-123

Here there is a bit of my last novel. OPEN THE DOOR OR CALL ME SUMMER.


–Anna Karenina
–¿Pardon me?
–You are Anna Karenina –said Allistar staring at her patient, awaiting her reaction.
–But my name is…
–I know who you are, I have your name written down on my notes. But your case is the Tolstoi story, Anna Karenina. I´m positive. You have broken in love. I mean, fallen in love with who is inconvenient for you. But accept it, you were wishing to fall.
–¿Sorry?
Margaret Albany’s face turned deeper red than it already was, a gaunt face, her cheeks covered on fine scales and some pustules, her nose flat, her forehead elusive. The hair was scarce on the top of her head, and even counting no more than thirty years, white strings tangled amongst pale brown hairs.
–Oh, come on, don´t be naïve. Only who wants falls in love… or who needs it. The desire moves and happenstance makes the rest.
–I was not looking for it.
–We all look for something. It’s only a matter of time… and some luck.
–Are you a phycologist?
“Again?”
–Does it matter?
–How can you be so certain about my feelings?
“Because it´s written upon your face, in every wrinkle, on your words, in the pitch on which you talk”
Well, I’ve got some skills, believe me.
And what should I do now?
There are only two ways. Take decisions or do nothing at all. If you don’t move on, the situation will pass over you as the thunders in a storm. It’s always like this.
“And now the picture”
How long do you suffer from rosacea?
–Rosacea?
Don’t you feel a flush on your face that worsens under stress?
This happens to everyone I know.
No at all. It’s a skin disease to be registered and follow up. You don’t need a treatment by now, but in some cases, the nose grows bigger and deserves laser for control. I´d rather take some pictures.
When Margaret Albany left Allistar’s office, he gave a glimpse to his computer and his growing collection of pictures taken by the great angle lens. Still could not find an answer to his unrest. “How many more? How many situations do I need to listen to understand mine, to forgive me, to forget?”
The dust accumulated on a shelf, over a silver photo frame where a faded picture showed two couples, two teenagers and two adults. The adults embraced each other, the teenagers hold their hands. The girl glanced at the boy instead of looking to the camera, the man faced outside the group, the woman stared to the girl. Allistar looked at the picture for many minutes. Then, dimmed the lights and left.